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1 Timoteo

2:9-15 Ya que esta sección continúa inmediatamente después de la sección de adoración pública, se ha sugerido que la discusión acerca de las mujeres sea considerada en este contexto. Parece probable, sin embargo, que Pablo está pensando de la conducta en un contexto más amplio, pero la conexión con la sección previa no se debe pasar por alto.

Pablo primero considera el tema del vestido y ornamentos (versículos 9, 10). Parece que algunas mujeres estaban llamando la atención sobre sí mismas por la forma en que vestían. Teniendo en cuenta la gran libertad que las mujeres tuvieron como un resultado del evangelio, no había duda de que necesitaban consejo en cuanto a la forma en que se presentaban. Pablo insta a la modestia, decencia y propie dad, todas las cuales están en contra de la extravagancia. Se da consejo acerca de tales detalles prácticos como peinados, joyas y vestido. Pablo no está en contra de ninguna de estas cosas, pero insta al valor más grande de una vida piadosa. En otras palabras, las buenas obras han de ser más atrayentes y conspicuas que las apariencias externas.

El segundo tema que Pablo trata (versículos 11–15) ha despertado mucho debate, ya que algunos han sostenido que el Apóstol está en contra de las mujeres. Pero una comprensión cuidadosa de lo que él enseña no sostiene tal cosa. Si suponemos que las mujeres, recién emancipadas por la fe en Cristo, habían comenzado a dominar a los hombres y estaban en peligro de traer a la iglesia mala reputación, el consejo de Pablo se hace más comprensible. Las mujeres deben primero aprender en silencio, con toda sujeción (versículo 11). ¿Había Pablo experimentado desordenadas interrupciones en la adoración pública por las mujeres? La prohibición de que las mujeres enseñaran a los hombres (versículo 12) parece pertenecer al mismo contexto, aunque Pablo aquí apela más a lo que es apropiado y cita la historia de la creación del Génesis.

Dos hechos se extraen de ese relato: la prioridad de Adán y la debilidad de Eva en ser engañada. El primero (versículo 13) señala el acto creador de Dios en formar al hombre antes que a la mujer, aunque aquí no se hace referencia al hecho de que Eva fue destinada como ayuda del hombre y en ninguna manera inferior a él. De acuerdo al Génesis Eva fue la primera en ser tentada y caer (versículo 14), pero Adán no pue de ser absuelto de toda responsabilidad. En Romanos 5 Pablo coloca la introducción del pecado en el mundo firmemente en Adán. Sin embargo, él aquí ve algo significativo en la parte que Eva jugó en la caída e implica que todas las mujeres han heredado de alguna manera esta desventaja.

Es, sin embargo, el versículo 15 el que posee la mayor dificultad. Pablo transfiere su pensamiento desde Eva a las mujeres en general. Pero, ¿qué quiso decir con las palabras se salvará teniendo hijos? Si no más, significa que a pesar de la parte que Eva jugó en la caída, el tener hijos por las mujeres no será afectado adversamente, y esto se ajusta bien con el relato de Génesis. Pero el agregado de las palabras si permanece en fe es entonces confuso, porque no se puede suponer que a las mujeres cristianas se les promete cualquier seguridad mayor que a las otras. Otra posibilidad es que el tener hijos se refiere al nacimiento especial de Cristo, en cuyo caso Pablo está diciendo que a través de Cristo vendrá la salvación a las mujeres. La dificultad aquí es que las mujeres no están en una posición diferente a la de los hombres en cuanto a su salvación se refiere, aunque puede ser que Pablo mencione a las mujeres aquí porque está pensando en la parte de Eva en la caída.

Vale la pena notar el enlace de fe, amor y santidad con prudencia, ya que provee un resumen conciso de la vida cristiana. Estas cualidades no están ciertamente limitadas a las mujeres. La aplicación de estas verdades bíblicas a la iglesia de hoy en día causa mucha controversia. Si decimos que Pablo estaba culturalmente condicionado, de tal modo que si él estuviera escribiendo hoy enfatizaría sólo la igualdad de los sexos, hacemos que la revelación de Dios dependa de las modas que cambian año a año. Y ¿quién puede decir lo que Pablo escribiría si estuviera aquí hoy? Si, por otro lado, insistimos en una precisa aplicación de cada característica de las prácticas del primer siglo, corremos el riesgo de ser irrelevantes a la vida moderna y aun ridículos. Nuestra tarea es cuidadosamente discernir los principios bíblicos que no cambian y aplicarlos con sentido a nuestra situación presente, teniendo en cuenta que es mejor, en última instancia, parecer ridículo que ser desobediente al propósito amoroso de Dios.