»
Inicio » Comentario Bíblico


Josué

2:1-24 Aunque los espías fueron enviados para ayudar a Josué a hacer planes para su campaña militar, el valor principal de su informe fue mostrar que Canaán no estaba preparada espiritualmente.

2:1 Los espías son enviados. El nombre Sitim (literalmente “Las Acacias”) sugiere un medio ambiente áspero.

Quizá en un intento de evitar despertar sospechas como extranjeros, los espías a quienes Josué envió entraron secretamente a la casa de una prostituta, quien indudablemente tenía muchos visitantes. Hay que notar que aunque el heb. literalmente dice “durmieron”, no “pasaron”, el narrador categóricamente dice que durmieron allí, no con ella (1), aunque esta fue la suposición de los hombres de Jericó. El mismo verbo se traduce “acostar” en el versículo sin ninguna connotación sexual. Claramente, el autor no trataba de decir que habían tenido relaciones sexuales con Rajab.

2:2–7 Rajab oculta a los espías. El reconocimiento, espionaje y el engaño son necesarios en la guerra, aun en la guerra santa (ver 1; Jue. 7:9–16). Rajab escondió a los espías y engañó a los exploradores del rey de Jericó con mentiras (2–7). Clandestinamente dejó que los espías escaparan y los instruyó sobre la forma de evitar ser descubiertos, escondiéndose en las cuevas de las montañas al occidente de la ciudad, lo opuesto a lo que podría esperarse como una posibilidad (16, 17). Los engaños de Josué y Rajab producen dudas. ¿Cómo pueden esos engaños ser una parte legítima de la guerra santa? (Mt. 5:33–37; Ef. 4:14, 15.)

Las analogías indirectas de situaciones donde el engaño y la desinformación son correctos y necesarios, pueden ayudar. Los cazadores usan trampas y escondrijos; los pescadores, cebos y anzuelos. En los deportes, los jugadores con frecuencia tratarán de engañar a sus oponentes moviendo una pelota o adoptando posturas engañosas. En el ajedrez, un jugador engaña a su oponente tomando su pieza más débil para capturar la más fuerte; en los juegos de cartas uno conserva una “cara seria”. Dios fue bondadoso con las parteras que engañaron al Faraón (Ex. 1:19–20) y “por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres durante tres meses” (He. 11:23). En todas estas situaciones no acusamos a los participantes de actuar de acuerdo con principios carentes de ética de que un fin recto justifica medios injustos. Más bien, reconocemos que en dichas situaciones el engaño es legítimo, no erróneo. Así también el AT reconoce que en la inteligencia de guerra, la contrainteligencia y las trampas son todas parte de “el juego”. Josué preparó una emboscada (Jos. 8:9), y David usó a Husai como una estructura en conjunción con una red de espías (2 Sam. 15:32–37; 16:15–22). En el NT, Pablo escapó de los judíos bajo el amparo de la noche (Hch. 9:23–26), y el ángel tomó ventaja de los soldados dormidos para liberar a Pedro de las garras de Herodes (Hch. 12:6–10). Sin embargo, en la mayoría de las situaciones, las mentiras son incorrectas (Prov. 30:7, 8) y se requiere la verdad (Ef. 4:15). El creyente debe escuchar al Espíritu de Dios por medio de la Escritura y la conciencia para no racionalizar la situación.

2:8–14 Pacto con Rajab. La conversación nocturna de Rajab con los espías reveló su fe (9a, 11b), en contraste con el temor de los cananeos (9b, 11a). Los triunfos de Israel en contraste con el pánico de los cananeos, la convenció de que el Señor había dado la tierra a Israel (9) y que él es Dios (11; Dt. 4:39). A juzgar por la cerámica importada a Palestina en esta época y por la diplomacia internacional que se refleja en las Cartas de Amarna (1350 antes de J.C.), el éxodo y la conquista de Israel pudieron haber sido ampliamente difundidos por todo el mundo contemporáneo. Rajab y los cananeos respondieron a los mismos informes (10; Dt. 2:24–3:11). La fe de Rajab la guió a la vida, en tanto que la incredulidad de los cananeos los condujo a muerte (2 Co. 2:14–16).

El informe de Rajab que el miedo había caído sobre los cananeos (9), persuadió a los espías de que el Señor había entregado la tierra sin que ellos hubieran levantado una espada (24; 1:5; Exo. 15:13–16; 23:27; Dt. 2:25; 11:25). El valor de la nueva generación de guerreros de Israel (1:6–9) contrastó vivamente con la generación tímida que le precedió (Nú. 13–14; 1 Cor. 16:13; 1 Jn. 4:4).

Luego de su confesión de fe (9–11), la primera en la Biblia, Rajab buscó salvación dentro de la comunidad del pacto (12–13). En el versículo 12 misericordia (hebreo hesed) es una forma abreviada de decir “ayuda indefectible a un compañero de pacto en necesidad”. La salvación de Dios está accesible a todos los que lo buscan. Característicamente, Rajab buscó la salvación de toda su familia (ver 24:15). La señal que ella quería era el juramento que le hicieron los espías en el versículo 14. Estos varones circuncisos aceptaron a esta prostituta convertida en el compañerismo pleno de la comunidad del pacto y estuvieron incluso dispuestos a morir por ella y su familia. El juramento con los gabaonitas en el capítulo 9 es otro asunto. Ellos escucharon de la fama del Dios de Israel, pero nunca lo confesaron como su Señor.

2:15, 16 Rajab ayuda a los espías a escapar. Como Abraham y Rut, Rajab renunció a su país en favor de Israel. De hecho, arriesgó su vida al identificarse con el Dios de Israel (4–7, 15, 16). El Nuevo Testamento honra la fe (He. 11:31) que produjo sus buenas obras (Stg. 2:25). Su fe incluso le ganó un lugar en el linaje de Jesús (Mt. 1:5).

2:17–21 Estipulaciones del pacto. La distinción que hicieron los espías entre la fiel Rajab y los desobedientes cananeos, encuentra su cumplimiento final en el juicio final (Mt. 25:31–46; Apo. 20:11–15). Como Israel necesitó la sangre del cordero en sus dinteles para distinguirlos de los egipcios (Ex. 12:7, 13), así Rajab necesitó este cordón rojo que le proporcionaron los israelitas, para distinguirla a ella y a su familia de los cananeos destinados a muerte. Hoy, las familias creyentes aceptan por fe la señal demarcadora de Dios en el bautismo (Hech. 2:38, 39; 16:31–33) y proclaman la muerte de Cristo cuando beben la copa del nuevo pacto en su sangre (Lc. 22:20; 1 Co. 11:25, 26).

2:22–24 El informe de los espías. El informe exacto de los espías del testimonio de Rajab (9, 24) subrayó el hecho que Dios había derrotado espiritualmente a los cananeos.